Este libro estudia el proceso histórico de formación de unas imágenes que han distorsionado la percepción sobre los gitanos por parte de la sociedad mayoritaria y que han influido de forma importante en su marginación cívica. Y es que durante siglos, la literatura infantil y juvenil ha utilizado a los gitanos como protagonistas de ficción, asignándoles el papel de ladrones de niños con la intención de adoctrinar a los lectores en la obediencia a las normas sociales.