Si una cosa caracteriza a Roger Ax, es su pasión por el deporte. Vivirá divertidas aventuras pasando por los Juegos Olímpicos, desde los primeros hasta los Juegos de Atenas 2004. Eso sí, este extraterrestre siempre se mete en problemas y se convertirá en el luchador grecorromano más canijo de las historia y jugará en la selección pigmea de baloncesto.