APRENDÍ A CRECER. Cuando todo estaba en calma, apareciste e hiciste una revolución con mis sentimientos. No hubo treguas, ni banderas; solo estallidos que acabaron en silencio. Al principio, lo nuestro era fuego, ahora no quedan ni restos de ceniza. He convertido en letras todos los vacíos que dejaste y de este modo, he aprendido a quererte menos para quererme más a mi misma. Dentro de este caos, de este desastre lleno de dudas, he conseguido desnudarme ante estas páginas para poder seguir escribiendo mi propia historia. Ahora, que te perdí, me siento ganadora.