Los árboles y los bosques desempeñan una función crucial y todo lo que nos dan los árboles no nos cuesta, literalmente, nada. Conocemos bien las agresiones que se convierten en noticia, como son los incendios forestales. No tenemos tan presentes los excesos de la ampliación de la frontera agraria, los aprovechamientos madereros insostenibles, los urbanismos mal planificados, la contaminación y el cambio climático. El antídoto más eficaz es, al mismo tiempo, el más eficiente y barato: la prevención y la protección estricta de los últimos bosques primarios que nos quedan. Todo esfuerzo, por pequeño que sea, es una contribución a la continuidad de la vida en este planeta.