En la Roma del siglo XVII, un cura de tierras pirenaicasse dejó seducir por una pasión: enseñar al que no sabe, con una muy evangélica selección: a los niños sin dinero. Opción revolucionaria que, por ello, le causó persecucion (incluso desde la Iglesia). Pero, siglos después, sus continuadores siguen con la tarea.