En el siglo X, un abad navarro que pudo experimentar la eternidad. Y la historia empieza así: 'En el navarro monasterio benedictino de Leyre, se venera con piadoso y cariñoso recuerdo la figura señera de un santo abad, de nombre Virila, salido de entre sus filas y que rigió sus destinos allá por el siglo X. Durante años se ha desconfiado de su existencia, creyéndolo una creación fantasmagórica y medieval. Sin embargo, hoy nadie duda de su historicidad y con todo orgullo podemos afirmar que san Virila es un personaje real, perfectamente situado en tiempo y espacio.'