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Resultados de la búsqueda para: James P D


















Fitz-James O'Brien, al igual que Poe, Bierce o Lovecraft, es otro caso de escritor de literatura fantástica cuya vida parece extraída de uno de sus propios relatos. Nació en Irlanda y heredó una fortuna que dilapidó en dos años. Arruinado, partió a Norteamérica en busca de una nueva vida y del éxito literario. Allí vivió por encima de sus posibilidades, bebiendo, trampeando y escribiendo. Al estallar la Guerra de Secesión se alistó en el ejército de la Unión. En febrero de 1862 cayó gravemente herido en una escaramuza contra la caballería confederada. Murió dos meses más tarde, a los 33 años. Los relatos que integran el presente volumen han garantizado a Fitz-James O'Brien un lugar importante en el desarrollo de la narrativa corta norteamericana. La lente de diamante (una fantasía científica sobre el ignoto mundo microscópico y los seres que podrían habitarlo), ¿Qué es eso? (un relato terrorífico sobre una extraña criatura invisible infiltrada en nuestra realidad, que sirvió de modelo para El Horla de Maupassant) o El forjador de milagros (una historia maravillosa de inspiración hoffmanesca), descubrirán al lector a uno de los grandes autores norteamericanos de la estirpe de Edgar Allan Poe.




He aquí el, hasta ahora, injustamente ignorado libro de cocina del Dr. Sigmund Freud. Sí! El padre del psicoanálisis era un fervoroso cocinero. No sólo pasó muchas horas tras los divanes, también estuvo muchas otras tras los fogones, donde siguió adentrándose en la psique humana pero esta vez a través del estómago. Cómo mejorar su autoestima con un Ponche superyoico o entenderse, por fin, con su progenitora invitándola a un Pastel edipo. Corrija su dicción guisando una Lengua con salsa afasia, mejore la relación con su pareja compartiendo unos Fettuccine libido, sorprenda a su suegra con una Ternera neurastenia o un Revuelto neurótico. Si su caso es grave quizás necesite un Pastel trauma de nacimiento... Recetas que el mismo Freud a lo largo de su vida sustrajo a pacientes, colegas de profesión o heredó de la mismísima mamá Freud y que nos son servidas con sorprendentes anécdotas en veladas culinarias históricas, con detalles nunca revelados antes de su relación con Jung, Wilheim Reich, Lou Salomé o Adler. Todo escrito por un Freud irónico e irreverente muy lejos del rigor académico por el cual lo conocemos y que nos divierte con lucidez del entrante a los postres.