La imaginación humana, siempre desbocada, ha creado todo tipo de criaturas fantásticas para explicar un mundo peligroso y confuso, para ensalzar a sus dioses o como ingenuo método para exorcizar los miedos colectivos. Estos seres mágicos, cargados de simbolismo, habitaron los mitos antiguos y fueron evolucionando hasta pasar a formar parte de la cultura global, e incluso muchos de ellos se interiorizaron de tal modo, que se creyeron reales y aparecieron en obras pretendidamente científicas en los albores de la humanidad.