Vestir es cubrir el cuerpo dotándolo de una identidad que es a la vez personal y social. Para el observador, los signos visuales del vestido proporcionan informan inmediatas; edad, género, etnia, clase social, nivel de ingresos, profesión, adscripción religiosa y procedencia geográfica se manifiestan a través de variables indumentarias. El vestido es, pues, un elemento de comunicación y de relación; constituye un lenguaje en sí mismo y quien lo utiliza puede recrearlo como fórmula de afirmación personal o asumirlo para identificarse con el grupo a que pertenece.