Es un hecho de experiencia frecuente que determinados fenómenos morales se viven en referencia a un ser moral supremo. Pero, ¿es legítimo inferir de esas vivencias la efectiva existencia del ser supremo al que apuntan, esto es, de Dios? El examen de la Teología ética propuesta por Kant constituye un paso previo, pero imprescindible, para encontrar una respuesta a esta cuestión. El autor de la Crítica de la Razón Pura, en efecto, no sólo ha sido el filósofo que de un modo más consecuente ha ensayado un acceso a la existencia y a la esencia de Dios desde la vida moral, sino que también ha considerado la nueva especie de Teología así erigida como la única Teología racional posible. ¿Cabe, sin embargo, construir una Teología racional apoyándose en el idealismo trascendental defendido por Kant, que señala a la razón pura límites estrictos en su ingreso en el mundo suprasensible? ¿Qué clase de Teología es la Teología ética edificada sobre semejante fundamento? ¿De qué partes consta? ¿Cuál es su validez y alcance? Tras intentar dar detenida respuesta a estos interrogantes, siguiendo fielmente el pensamiento de Kant al respecto, el autor de esta investigación se ve obligado a confesar que la Teología ética del filósofo de Königsberg se presenta como un empeño genial, aunque, en verdad, conducido a tres aporías principales. Estas aporías muestran, por su parte, la necesidad de una ampliación del concepto de experiencia que se halla en la abse del idealismo trascendental y señalan someramente, por tanto, la posibilidad de construir una Teología ética desde otros muy distintos fundamentos.