Esta obra ofrece una exposición amplia y sugestiva del vasto panorama de la moral cristiana escrita para el público seglar, aunque pueden utilizarla también, con grandísimo provecho, tanto sacerdotes como religiosos. Nada falta en ella de cuanto pueda interesar al lector en orden a la formación de su conciencia particular y personal. Los grandes principios de la teología clásica —sobre todo a través del Doctor Angélico, cuya doctrina moral expone el P. Royo Marín— aparecen a lo largo de toda la obra en íntima y vital conjunción con las últimas disposiciones de la legislación canónica y civil.