¿Cómo se puede evitar que una cruel matanza de personas o un atentado terrorista se convierta en una operación de marketing planificada milimétricamente para vender unos idearios que atacan la propia esencia de la democracia y la convivencia pacífica entre los ciudadanos? Sucesos como los del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos en los que murieron 2.973 personas, los del 11 de marzo de 2004 en Madrid con 192 víctimas o la matanza de Utøya y Oslo de 22 de julio de 2011 con 69 asesinatos han reabierto nuevamente de par en par este debate. Un debate que en España no ha dejado de perseguirnos desde que ETA iniciara su macabra actividad criminal en los años 60, llevándose por delante la vida de más de 800 personas y tejiendo a su alrededor una mordaza de miedo que todavía perdura para amedrentar a los medios de comunicación. Estas páginas aportan una profunda reflexión, nacida de un riguroso trabajo de investigación, sobre el eterno debate de cómo actuar ante la simbiosis existente entre el derecho a la información y la publicidad del hecho terrorista.