El pueblo cristiano ha dedicado a la Virgen el mes de mayo. Es un gesto de cariño. Los treinta y un días de mayo son otras tantas exultaciones de la grandeza de Dios, de las maravillas que obró en favor nuestro. Y por ello es el mes de María, la Rosa Mística, la primera criatura, aquella en la que de modo más resplandeciente brilla la belleza de la salvación. Para celebrar cada día del mes de mayo se presenta el siguiente esquema: Inicio, oración introductoria, lectura bíblica, reflexión, preces, padre nuestro, oración final y conclusión.