Del estudio de las cualidades contemplativas y volitivas del alma se pueden extraer profundos conocimientos y pautas para identificar las líneas de menor resistencia directamente conectadas con la naturaleza superior de nuestro ser. Al ser interno han de procurársele las condiciones más adecuadas para permitir su evolución espiritual. La regla platónica, masónica y esotérica de los tres ochos (ocho horas para descansar, ocho horas para trabajar y ocho horas para servir, estudiar y meditar) parece ser la piedra de toque para la correcta administración del tiempo con que cuenta el alma en la vida de su personalidad. La destreza consiste en elevar el punto de mira y preparar las transiciones hacia modelos y paradigmas de acción más implicados con el Orden Superior, a fin de que los buenos proyectos en el mundo se renueven y se presenten bajo otra luz y otras perspectivas de desarrollo.