Dentro de la obra de Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa ocupa un lugar especial y muy significativo, pues en ella se dan cita todos los elementos de su particular mundo narrativo, la geografía de su enorme talento. A lo largo de sus páginas nos encontramos con dos personajes cuya larga y feliz estancia entre los lectores les ha convertido, como siempre ocurre con los grandes tipos de la literatura, en mitos, encarnaciones de su tiempo. Teresa, muchacha rebelde, universitaria e izquierdista, hija de la burguesía catalana; y el inmigrante, chava, murciano y ladrón de motos llamado Pijoaparte viven una historia de amor que refleja todas las contradicciones de una época, el esplendor, la miseria y la mediocridad de las clases sociales, la ingenuidad del compromiso fácil y la amargura y el resentimiento de los perdedores, habitantes de un exilio interior en el que, forjados en tantas derrotas, sueñan como niños.