Con este tercer volumen, el Viaje a la complejidad se adentra en el psiquismo. El sujeto representa la cima de lo hipercomplejo, en frase de E. Morin; hunde sus raíces en el cuerpo, donde se apoya el Yo más primigenio y se difunde y expresa en la acción. Acto y emoción; entre ambos, el pensamiento que pretende evadirse, sin conseguirlo, de su condición humana. Inconsciente: espacio-tiempo de dimensiones más diversas que la pretenciosa conciencia. Lo psíquico es un proceso de dudoso principio y de enigmática finalidad, nos queda el sentido. El paradigma de la complejidad es, hoy por hoy, la mejor atalaya para contemplarlo.