Hacia 1830 el pueblo de Ars constituye un auténtico lugar de peregrinación que atrae diariamente a multitud de visitantes. No se dan apariciones, solamente un cura y los peregrinos no pretenden otra cosa que verle y confesarse con él. Ese sacerdote se llama Juan María Vianney. Vive con una austeridad extrema. Ha hecho de este pueblo un comunidad fervorosa y ejemplar. En pocos años se ha convertido en el sacerdote más celebre de Francia. Fue canonizado por Pío XII en 1925.