Estamos frente a una novela valiente y lúcida, en donde el rey Fernando VII confiesa, sin ambages, haber sido el ideólogo y el responsable de una organización criminal, cuyo único fin fue el de asestar, por la espalda y a traición, un golpe mortal a España. De tal modo que con sus intrigas y hechos delictivos impidió que nuestra Nación accediera a la Modernidad. Una Modernidad que le pertenecía por derecho propio. La narración no elude los episodios chuscos ni el lenguaje directo, rudo y violento, por ser este un rasgo esencial y documentado de la personalidad del imputado. Las pruebas presentadas por la autora, en su acusación particular, indican que no cabe el sobreseimiento de la causa, ni la prescripción de los delitos, ni una amnistía o indulto Se duele España todavía de las acciones criminales de Fernando VII. Un rey que en Yo te acuso resulta inculpado, con la única piedad y garantías procesales que reclama la Justicia.