Estoy convencido de que habéis oído hablar mil veces de la civilización egipcia, de las pirámides y de los faraones. Y en medio de este fascinante mundo, seguro que también os suena mi nombre, el faraón Tutankamón. Mi vida fue corta pero intensa. A los nueve años ya era el faraón de Egipto y estaba casado, y durante mi breve mandato tuve que tomar decisiones que marcaron la historia deEgipto.