«Hay un cuadro que su autor, Marc Chagall, tituló «El río del tiempo». Es un río en el que se ven, arrastrados por la corriente, un violín, muebles inolvidables de la casa paterna…
Todo perdido sin remedio. Pero en la orilla, al lado del torrente que se ha llevado tantas cosas, el artista pintó una pareja de enamorados. Chagall pensaba, con acierto, que el amor nos protege de los años y triunfa sobre el tiempo. Y el amor a Dios mucho más (…)
El corazón es joven cuando ama, aunque pasen los años y estos se lleven consigo muchas cosas por delante. Si el amor permanece, la juventud perdura.»

(Fco. F Carvajal «El día que cambié mi vida», p. 282)