“Sé que tenéis buena voluntad, hijos míos; pero sé también que la buena voluntad sola, no basta. Los tibios, los que no se esfuerzan por mejorar es su vida interior, nos enfrían y entorpecen: nos estorban. Con el amor tierno a la Virgen, la tibieza se convierte en fuego”.

San Josemaría