Rectificar es de sabios.
Nada hay tan galante y educado, como reconocer un error o una «metedura de pata». Tratar de justificar un error, en la mayoría de los casos, solo empeora la situación.

No hay nada tan atrevido como la ignorancia.
Cuando estamos en una conversación, lo más prudente y educado es no entrar en la materia si desconocemos todo sobre la misma. No hay que hacer ver que sabemos de todo. Fácilmente caeremos en el error de aparentar algo que no podemos o sabemos.

Mucho enseña quien bien pregunta.
Al igual que decíamos «donde fueres haz lo que vieres». Cuando tenemos alguna duda lo mejor es preguntar. No tiene por que avergonzarnos. Dice otro refrán que: «Tonto no es el que no sabe, sino el que no pregunta». Siempre que dudemos es mejor preguntar.

Disculpa quieren las cosas.
Cualquier error o comportamiento indebido, siempre requieren una disculpa. Las buenas maneras exigen demostrar la buena educación por medio de una disculpa.

La palabra y la piedra suelta no tienen vuelta.
Debemos pensar bien lo que decimos antes de decirlo. Podemos herir o molestar con lo que hablamos y como dice el refrán eso ya no tiene vuelta. También significa prudencia antes de hacer cualquier cosa.

Obras son amores, que no buenas razones.
Son los hechos, los que nos dan la verdadera esencia de las personas y no las palabras. No basta con parecer educado, sino hay que serlo y demostrarlo.

Nadie nace enseñado, sino es a llorar.
Todos debemos aprender a comportarnos, pues como bien dice el refrán nadie nace enseñado. Todos aprendemos un montón de cosas a lo largo de la vida, y la buena educación es una de ellas.

A tal Señor, tal honor.
Indica que según el rango de una persona así debe ser tratada y honrada, con independencia de lo que uno piensa. Ahí es donde se ve nuestra educación.

Palabras de cortesía, suenan bien y no obligan.
Hay que ser amable aunque no se esté de acuerdo con ciertas opiniones. Se puede ser cortés sin comprometerse a nada.

A veces logra una flor lo que un diamante no.
Los regalos, no siempre causan efecto por al valor del mismo, sino por la sencillez y detalle tenido en un determinado momento.

Donde no hubo despedida, no hay bienvenida.
Cuando uno se va de un sitio sin despedirse, no suele ser bien recibido en su próxima visita o aparición. Si no se sabe que se fuera tampoco se da por enterado de su vuelta.

El hombre demasiado cortés, falso es.
Aquellas personas demasiado amables, de exagerados modales, suelen ser hipócritas que solo se mueven por un interés determinado.

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