Comía con Angelillo, bien consciente de que era la única oportunidad que el Cielo me otorgaría para «dejar que Dios pusiera su Huella». Pero no hubo forma de conectar… a pesar de lo intenté cinco veces. Me consoló pensar «Dios no niega su gracia a quien hace lo que puede». Y recé por la conversión de Angelillo.