Es coetánea de San Francisco de Asís (nació en 1182) y, de hecho, la admitió en la tercera orden Franciscana. Desde la infancia se sintió llevada a la oración y abstinencia. Fue en peregrinación a Santiago de Compostela y en su regreso a Castelfiorentino, debido a su deseo de soledad y penitencia, le construyeron una celda donde permaneció 34 años. Escuchaba Misa desde una ventanita, por la cual hablaba con los visitantes y recibía la escasa comida con la que se alimentaba.