«El alto aprecio de la gracia lleva consigo una gran veneración de los santos ángeles… Cuando más tememos, en nuestra debilidad, la pérdida de la gracia, tanto más fervientemente debemos encomendarnos a la protección y defensa que nos ofrecen los ángeles».

(«Amar a la Iglesia» Mons. Christoph Schönborn, pág. 38: cita de J. M. Scheeben)