Nuestra Señora reunió a siete hombres muy respetables y honorables de Florencia (Italia) para que crearan una Orden en su nombre. Primero llevaron una vida dedicada a la veneración de la Virgen María, después predicaron por toda la región de la Toscana y fundaron la Orden de los Siervos de Santa María Virgen, aprobada por la Santa Sede en 1304. Este grupo amaba a Dios sobre todas las cosas y a él ordenaban todas sus acciones.