«Que siempre te desagrade lo que eres, si quieres llegar a lo que todavía no eres. Pues cuando te agradaste a ti mismo, ahí te quedaste. Pues si dijeras “basta”, en ese momento has perecido. Crece siempre, camina siempre, avanza siempre, no te quedes en el camino, no vuelvas atrás, no te desvíes. Se queda quien no avanza, retrocede quien se vuelve a las cosas que había dejado, se desvía quien apostata. Es mejor andar cojo por el camino que correr fuera del camino».

(San Agustín, Sermones, 169, 18)