1. Problemas diarios con el pensamiento y/o la memoria (p. ej., hacer las mismas preguntas una y otra vez; depender cada vez más de ayudas para la memoria u otras personas para recordar cosas).
  2. Nueva dificultad para manejar asuntos financieros complicados (p. ej., pagar facturas y hacer el balance de una chequera) o caer en estafas.
  3. Las tareas familiares se vuelven desafiantes (p. ej., conducir a un lugar familiar, recordar las reglas de un juego favorito).
  4. Perder la noción de fechas, lugares y citas.
  5. Cambios en la percepción visual, como comprender imágenes visuales y juzgar las relaciones espaciales (p. ej., la distancia al conducir).
  6. Nuevos problemas con el lenguaje hablado y escrito. Es normal que de vez en cuando tenga problemas para encontrar la palabra correcta. Sin embargo, vale la pena revisarse si estos problemas son notablemente peores que los de otras personas de la misma edad o si afectan la capacidad de una persona para expresarse; o si hay dificultad para seguir o unirse a una conversación.
  7. Extraviar cosas y perder la capacidad de volver sobre los pasos. Es normal extraviar cosas de vez en cuando, pero si una persona tiene dificultad para volver sobre sus pasos o acusa a otros de robar, podría ser una señal de una condición de salud.
  8. Tomar malas decisiones o decisiones que no son propias de la persona.
  9. Prestar menos atención al cuidado personal (p. ej., bañarse, arreglarse).
  10. Retiro del trabajo o actividades sociales como pasatiempos, actividades sociales u otros compromisos.
  11. Cambios de humor y personalidad. Por ejemplo, volverse confuso, desconfiado, deprimido, temeroso o ansioso; experimentar una pérdida de empatía (por ejemplo, no mostrar preocupación por otras personas); u olvidar cómo actuar en público (p. ej., hacer comentarios groseros, tomar comida del plato de otra persona).

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