El hierro no brilla pero es necesario (Humildad de instrumentos)

En cierta ocasión, sabios profesores de una congregación religiosa fueron recibidos por el Papa San Pío X. Con ellos se hallaba un hermano benemérito, ya anciano, el cocinero de la casa, que nunca había visto a su Santidad. Cuando este llegó se dirigió precisamente a él y le preguntó qué ciencia enseñaba.

– Santo Padre – tartamudeó el pobre, confuso-, yo soy solamente cocinero.

– Estupendo -replicó el Papa-. Usted es más necesario que ningún otro para estos sabios profesores.

¿Que harían ellos y que sería de su ciencia si usted no pensara en sus estómagos?.

Sigue con un comentario de la anécdota…

Casi nunca lo más necesario es lo más brillante. El trabajo de una madre de familia o de un ama de casa no luce ni sale en los periódicos. Pero es el más necesario para que el mundo siga dando vueltas.

La gasolina no luce en el coche, ni siquiera se ve. Y es quien lo mueve.

Agustín Filgueiras Pita, Sacerdote