Mientras que muchos han vuelto a la Iglesia, hay otros que buscan la fe pero no la encuentran.

Este es el caso de los supersticiosos: personas que no tienen fe pero que necesitan creer en algo, como cualquier ser humano.

Y son capaces de «comulgar» con piedras de molino. En la Santísima Trinidad no creen… pero el pasar por debajo de una escalera, mentar a la bicha (serpiente), ver un gato negro pasando por delante, o un murciélago saliendo de la tienda (que es lo que llevó al CID campeador a atacar a los moros de Valencia).

Ofrecemos a continuación una sarta de supersticiones, que darían risa si no fueran un desprecio a la fe…

El Sorteo Extraordinario de Navidad deja todos los años a su paso historias curiosas, historias que aportan un toque particular a la Lotería más esperada durante doce meses. Las curiosidades y supersticiones pasan desde la gente que todavía cree en el viejo truco de restregar el décimo del sorteo de Navidad por la tripa de una embarazada, al mito de que el número 00000 no existe o pertenece a la Casa Real.

SUPERSTICIÓN EN EL FÚTBOL

Fútbol y supersticiones: entrenadores

Como cualquier actividad en la que el éxito se deba, en alguna proporción, a tener algo de suerte, el fútbol no se libra de las supersticiones. 

La lista de ejemplos es amplia, por eso se destaca los casos más llamativos. Prestemos atención a los entrenadores para conocer los rituales o creencias de los más supersticiosos. 

El argentino Carlos Bilardo es de los casos más extremos. Como seleccionador de la Albiceleste solía entrar a la cancha con una estatua de la virgen, y hasta llegó a prohibir a sus jugadores comer pollo en las concentraciones porque traía mala suerte… 

El técnico es especialista en vincular las victorias con cualquier hecho: vestir una prenda en particular o tomar una determinada ruta al estadio. Durante un tiempo hizo que los jugadores viajaran en taxis hasta la cancha, luego de atribuir a este medio de transporte el triunfo en el debut de un torneo, al que llegaron en taxi tras la avería del autobús. Pero si se le pregunta por las cábalas, responde: «Yo no creo en eso…» 

Siendo técnico de Estudiantes en el Torneo Apertura 2003, una mujer brasileña se le acercó para desearle suerte y como el Pincha ganó aquel partido, Bilardo le pidió que los días previos a cada fecha hablaran por teléfono para augurarle el éxito. 

Más desconcertada debió quedar una novia que celebraba su boda en el mismo hotel donde se alojaba la Albiceleste en la Copa Mundial de la FIFA Italia 1990. 22 futbolistas argentinos interrumpieron la fiesta para saludarla uno por uno. Bilardo creía firmemente que las novias traían suerte. Al día siguiente le ganaron a Brasil. 

Su compatriota Reinaldo «Mostaza» Merlo, centrocampista de River en los 70, no se queda corto. El técnico, que recién dejó el banco de Rosario Central, hace «cuernos» con la mano cada vez que el equipo rival ataca. Además está convencido de que las flores traen mala suerte.

Obviamente, los hinchas rivales siempre le reciben lanzando enormes cantidades de flores a su banco… 

Colores y corbatas

Algo más común es la superstición de Luis Aragonés.

El ex seleccionador español, que tiene auténtica fobia al amarillo, obligó al capitán Raúl a cambiar de camiseta de ese color en un entrenamiento. 

Su «manía» le acarreó un lío diplomático al entenderse como descortés su rechazo a un ramo de flores amarillas que le querían entregar a su llegada a Dortmund en Alemania 2006. Su fijación es fuerte así que alguien tuvo que convencerle que el segundo uniforme de España en la Eurocopa 2008 era color mostaza… 

El actual entrenador del VfL Wolfsburg, Felix Magath, ha repetido corbata verde durante los últimos 10 partidos. ¿El resultado? Su equipo los ganó todos e igualó el record de la Bundesliga. Magath asegura que no se quitará la corbata hasta que pierdan. Si el club, actual líder alemán, logra el título, la prenda se convertirá en leyenda… 

La corbata es una cábala recurrente. Las del argentino Ricardo La Volpe son famosas por sus estampados de dragones, casi tan importantes para él como la planificación de los partidos. 

Números y estrellas

La obsesión de Mario Lobo Zagallo es el número 13. 

Todo por su devoción a San Antonio, cuya fiesta se celebra el 13 de junio. Por eso vive en un 13er piso, se casó un 13 de enero y pidió la camisa 13 allí donde jugó. 

Cree que las 13 visitas al santo tras su operación por un cáncer de estómago le ayudaron a curar. Zagallo, que ganó trece partidos como entrenador en Copas del Mundo, auguraba la victoria de Brasil en Alemania 2006, porque debutó el mismo 13 de junio y el nombre de su técnico, Carlos Alberto Parreira, sumaba 13 letras. Pero el 12 se cruzó en el camino… 

A los 12 minutos del segundo tiempo del partido de cuartos de final, el 12 de Francia, Thierry Henry (12 letras), iba a anotar el gol de la eliminación de Brasil. Y ¡qué contariedad!, fue su marcador Roberto Carlos (13 letras) quien falló en la cobertura. 

El seleccionador de aquella Francia, Raymond Domenech, no se fija en los números sino en las estrellas, y no duda en consultar los horóscopos antes de anunciar una convocatoria o una alineación. Johan Micoud llegó a achacar a esta costumbre su ausencia en el Mundial: «Quizás no estoy en la selección porque mi signo del zodiaco es Leo y ya hay demasiados en el equipo de Francia». Parece que el técnico teme los excesos de Leos y Escorpios en el vestuario, aunque él niega la cábala: «las supersticiones traen mala suerte», dice. 

Mientras Giovanni Trapattoni confía más en el agua bendita que le hace llegar su hermana monja y con la que rocía parte del campo de juego.