Distinguidos graduados, familiares, amigos y miembros del claustro de profesores: Hoy, ustedes se gradúan como médicos, una vocación que es tanto un privilegio como una enorme responsabilidad. Al aceptar este manto, aceptan el deber de cuidar a los enfermos, de aliviar el sufrimiento y de hacerlo con la mayor compasión y competencia. La medicina es una carrera que demanda una dedicación constante, no solo en el dominio de la ciencia médica sino en el arte de conectar con el paciente. A medida que avanzan, se encontrarán en la encrucijada de múltiples crisis humanitarias, desde pandemias hasta desigualdades en la atención médica. Cada paciente que vean, cada diagnóstico que realicen, cada tratamiento que administren, es una oportunidad para hacer una diferencia tangible en la vida de alguien. No olviden la importancia de la empatía, de escuchar realmente a sus pacientes y de entender sus historias personales. Este enfoque holístico no solo mejora la atención sino que enriquece sus propias vidas. En el camino que tienen por delante, busquen mentores, continúen su educación y colaboren con colegas de otras disciplinas. Nunca dejen de cuestionar, de aprender y de innovar. Que cada día en el campo sea una oportunidad para reafirmar su compromiso con la salud y el bienestar de todos los seres humanos. Enhorabuena por este logro monumental.