Alberto pertenecía a la Tercera Orden Dominica y vivió como lego, a pesar de estar casado y dedicado a la vida de tabrajo en el campo. Pasó su vida ayudando a los necesitados e hizo numerosas peregrinaciones como a Santiago de Compostela, Roma o Tierra Santa. Murió en Cremona (Italia) y, después de su fallecimiento, se le atribuyeron muchos milagros.