Esta es una leyenda muy conocida en la amazonia peruana, una leyenda que ha pasado de generación en generación y aunque yo no soy de ese lugar, el tiempo que he vivido allí me ha servido para cuidarme de esas pequeñas «presencias».
Dice la leyenda (aunque tal vez sea un caso que se deriva de esta), que una chica acababa de entrar a un convento como misionera y fue trasladada a la selva, ella venía de España.
No conocía muy bien las leyendas, y sobre todo por ser religiosa las que conocía, no les tomaba importancia. Esa noche, se habían reunido todas las monjas después de un viaje en lancha hasta una tribu llamada Los Boras, a rezar el rosario nocturno, como lo hacían diariamente.
Cuado iban por el segundo Ave María escucharon un silbido muy agudo, casi como el que hace una uña contra la pizarra, pero era diferente, era un silbido de alguna criatura. A la monja le extrañó que todas se hubieran quedado paralizadas y nadie dijera nada. Ella dijo: «¿Qué pasa?¿No lo oyen, es horrible?¿Qué es eso?». Las demás se miraron y aparentemente se asustaron. En el instante en que la monja terminó la pregunta, el silbido cesó.
Todas se fueron a la cama, como si nada. Esa misma noche, todas dormían cuando escucharon un grito desgarrador que provenía de uno de los cuartos. Era la monja, no se sabe como enloqueció y aparentemente se suicidó. La leyenda no lo narra así.
Los nativos que conocen la historia dicen que fue la venganza del Tunchi, un ser al que solo se le percibe por su silbido agudo (como el de una uña contra una pizarra), y que si alguien lo ofende tal como lo hizo la monja (¡Qué horrible!), vendrá por ti y te matará de la forma más horripilante que puedas imaginar. No se sabe como mató a la monja pero encontraron a su cuerpo y una expresión de horror inimaginable en su rostro. ¿Habrá sido el Tunchi o simplemente fanatismo religioso a pesar que no tuviera sentido para hacerlo?

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