San Bernardino de Siena, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, evangelizó por pueblos y ciudades a las gentes de Italia y difundió la devoción al santísimo Nombre de Jesús. Quedó huérfano y lo crió una tía. Con 22 años, abandonó todo para entrar en la comunidad franciscana y desplegó una gran actividad como predicador. A los 63 años se le apareció San Pedro Celestino que le avisó de su muerte. Muere en 1444 y seis años después es canonizado por el Papa Nicolás V.