No podía faltar este clásico de Literatura y anécdotas…
Una poesía de Tagore ayuda a entender la necesidad de darse, de aceptar el sufrimiento, de esforzarse generosamente. Es un mendigo quien habla y relata su experiencia. El cuento alegórico dice así…

Había estado pidiendo de puerta en puerta por la calle de la ciudad, cuando desde lejos apareció una carroza de oro. Era la del hijo del Rey. Pensé: ésta es la ocasión de mi vida; y me senté abriendo bien el saco, esperando que se me diera limosna sin tener que pedirla siquiera; más aún, que las riquezas llovieran hasta el suelo a mi alrededor. Pero cuál no fue mi sorpresa cuando, al llegar junto a mí, la carroza se detuvo, el hijo del Rey descendió y extendiendo su mano me dijo: «¿Puedes darme alguna cosa?». ¡Qué gesto el de tu realeza, extender tu mano!… Confuso y dubitativo tomé del saco un grano de arroz, uno solo, el más pequeño, y se lo di. Pero qué tristeza cuando, por la tarde, rebuscando en mi saco, hallé un grano de oro, solo uno, el más pequeño. Lloré amargamente por no haber tenido el valor de dar todo.