Cristóbal de Licia ha sido un personaje muy destacado en la tradición en las últimas décadas, pese a que en 1969 el Vaticano declarase sus hazañas como no canónicas. La tradición lo describe como un gigante cananeo que, tras su conversión, ayudaba a los viajeros a atravesar un peligroso vado llevándolos sobre sus hombros. El nombre de Cristóbal (del griego, portador de Cristo) le viene porque la leyenda señala que en uno se esos viajes portó al mismo niño Jesús, el cual le bautizó con este nombre.