Es un texto insólito, que la liturgia ambrosiana propone en la Semana Santa; un texto que se mete en la piel de la virgen necia de la parábola, que llega con retraso. Dice asi: «No cierres la puerta aunque yo llegue tarde. No cierres tu puerta; estoy llamando. Abre a quien te busca entre lágrimas, Señor piadoso. Acógeme en tu banquete, dame el pan del Reino» (Confractorium del lunes santo)