CONCRETANDO LOS BUENOS DESEOS DE GENEROSIDAD

El dedo en la llaga

Un hermano preguntó a otro:

– Si tuvieras cien ovejas, ¿darías cincuenta al Señor?

– ¡Sí! ¿cómo no?

– Si tuvieras cuatro vacas, ¿darías dos al Señor?

– ¡Claro que sí!

– Si tuvieras dos cerdos, ¿darías uno al Señor? 

– ¿Por qué me lo preguntas? Tú sabes que yo tengo dos cerdos.