“(Hebr. 12, 11): “Toda disciplina y todo buen ejercicio, al principio parece dificultoso, penoso y triste; empero después con el uso no sólo se hace fácil, sino muy suave y gustoso.” Y así vemos en todas las artes y ciencias. ¡Qué dificultoso se le hace a uno al principio el estudio!, que muchas veces es menester llevarle allá por fuerza, y dicen que la letra con sangre entra. Pero después, con el ejercicio, cuando uno va aprovechando y sabiendo, gusta tanto de él que todo su entretenimiento y recreación es estarse estudiando. Pues así es también el camino de la virtud y de la perfección.”

(Alonso Rodríguez, “Ejercicios de perfección y virtudes cristianas”, p. 113)