Nació hacia el año 290 en Alejandría (Egipto). De gran inteligencia, destacó en sus estudios. Movida por la fe cristiana, decide recibir el bautismo. Enfrentada con los sabios locales del imperio, vence en la palestra de la razón e inclusa logra la conversión de alguno, pero la fuerza de la fuerza gana a su voz y es acallada en duro martirio. La veneración de los restos de santa Catalina en el monte Sinaí y la celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los guarda ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la venera tanto en Oriente como en Occidente. Los aficionados al saber la tienen como patrona.