No ser ambicioso representa dinero; no tener la pasión de comprar es una renta; pero estar contento con lo que se tiene es la riqueza más grande y más segura.

Cicerón, Marcus Tullius Cicero (106-43 a. C.); político y escritor latino.

Y ahora una anécdota sobre la virtud de la pobreza cristiana…

El último día (Pobreza cristiana)

Sonaron cinco campanadas. El prior había reunido a todos los frailes. Miró pensativo por la ventana, divisando un trozo de la campiña inglesa.

-Hermanos, debo daros una mala noticia: hoy será por economía, el último día que tomemos el té.

Seguidamente se sirvió éste. Thomas, el novicio, paladeó hasta la última gota, como despidiéndose de un ser querido. Arrancó el hilo del que pendía la bolsita, guardándolo en su hábito. Cuando llegó el rezo de Vísperas, tomó el libro de oración sustituyendo la cinta señaladora por el hilo. No pudo evitar que una lágrima se deslizara por su mejilla.

Comentario:

Es una pena que siendo pobres como ratas no estuvieran desprendidos…