Nos encontramos recordando al primer mártir de la Iglesia (por eso se le denomina San Esteban protomártir). Vive en el siglo I y perteneció a la primera comunidad cristiana. Ayuda a los Apóstoles como diácono. Al igual que Jesús, es apresado y llevado ante el Sanedrín, donde buscaron testigos retorcidos. Se defiende verbalmente con vehemencia y verdad pero sus adversarios no lo dejan terminar y lo echan de la ciudad a pedradas, muriendo lapidado. En esos momentos, al igual que su Maestro a la hora de la muerte, pide perdón por sus verdugos.