Queridos Apóstoles,

En esta hora de partida, debo enfrentar el peso de mis acciones. Mis decisiones han llevado al desencuentro y la traición, sembrando dolor en el camino que compartimos. Mis palabras se quedan cortas para expresar el pesar que albergo en mi corazón.

Sé que mi elección ha marcado un sendero oscuro en nuestra historia conjunta. Mi arrepentimiento es sincero, aunque comprendo que las palabras por sí solas no pueden remediar el dolor causado.

Acepto mi responsabilidad y asumo las consecuencias de mis actos. Busco redención, no a través de estas líneas, sino en el viaje introspectivo que emprenderé. Anhelo que en mi ausencia encuentren paz y continúen el camino de luz que nos guió.

Les ruego que perdonen mi torpeza y la carga que he impuesto sobre ustedes. Mi despedida es amarga, pero confío en que sus corazones encuentren la misericordia que yo mismo busco.

Con humildad y pesar, me despido, Judas