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Resultados de la búsqueda para: Jean Rhys
Sonríe, por favor contiene las memorias y recuerdos de esta original escritora, que se reconoció culpable de todos los pecados, menos del de la frialdad del corazón. La segunda mitad del volumen, titulada "Empezó a hacer frío" , recoge los borradores de una segunda sección de viñetas autobiográficas que Jean Rhys no llegó a completar.
Tot partint del personatge literari de l'anomenada "esposa boja" de Jane Eyre, la famosa novel·la de Charlotte Brontë, Jean Rhys li torna a donar vida a L'ampla mar dels Sargassos i en reconstrueix la infantesa, adolescència i lluna de mel fatal que la precipitarà a les golfes de la gran mansió anglesa de Mr. Rochester. Amb senzillesa i una força magistrals, Jean Rhys, una de les figures més importants de la literatura en llengua anglesa del segle XX, aconsegueix transmetre la bellesa embriagadora, màgica i en molts moments aclapadora de les Antilles en una època, la dècada del 1830, quan no feia pas massa anys que s'havia abolit l'esclavitud i les illes s'havien independitzat d'Anglaterra.
Tras largos años de silencio y olvido después de haber publicado, en el período que va de 1927 a 1939, cinco libros escritos «con una sensibilidad demasiado adelantada a su época», Jean Rhys reapareció en 1966 en la escena literaria inglesa con "Ancho mar de los Sargazos", que muchos críticos consideran su obra maestra. Espléndido ejercicio de «literatura en la literatura», pero también mucho más que eso, una novela de vastas resonancias, cuenta la historia de Antoinette Cosway, la primera señora de Rochester (el enigmático personaje de la novela Jane Eyre de Charlotte Brontë), la esposa loca que vivió encerrada en la buhardilla de Thornfield Hall y se suicidó en el incendio que ella misma provocara. Pero Antoinette Cosway no es de ninguna manera una mera continuación del personaje esbozado por Charlotte Brontë, ni "Ancho mar de los Sargazos" un pastiche ingenioso de Jane Eyre, sino que la decadente heredera antillana se convierte, gracias a la impecable escritura y la imaginación de Jean Rhys, en uno de los personajes femeninos más desgarrados y fascinantes de la literatura del siglo xx.
Dura, lúcida y a menudo irónica, esta pequeña obra maestra es una introducción ideal al mundo de una de las autoras más notables del siglo XX. Una sonrisa, por favor. No te pongas tan seria pedía el fotógrafo a la pequeña Jane cuando la chiquilla tenía seis años y tuvo que posar para una foto de familia. Esto sucedía en 1896 en la Dominica, lugar de nacimiento de Jane Rhys. De ahí arrancan los recuerdos de la autora, que habla de su infancia en la isla para luego relatar su vida en Londres y París, las dos ciudades donde vivió a partir de los años veinte del siglo pasado y donde tuvo que sobrevivir trabajando como chica del coro en cabarets, haciendo de extra en las primeras películas que se rodaban en Inglaterra y deambulando de una pensión a otra, en busca de un afecto que a menudo se trocaba en indiferencia. A su lado, siempre había unos cuadernos de notas de tapas negras donde la mujer iba apuntando sus vivencias, la desolación al verse abandonada por su primer amor y esa sensación de «extranjería del alma» que le impidió actuar de modo contundente en los asuntos de su vida. De esos apuntes nacerían, en los años 20 y 30, las cuatro novelas que la autora ambientó en Europa, pero quien nos habla ahora en estas páginas autobiográficas es una mujer de más de ochenta años, que mira con cierto desapego su vida pasada y se declara perdedora sin caer nunca en la autocompasión. Reseña:«Jean Rhys sabe contar como pocos la fragilidad, el desamparo y la desafección, la soledad más sórdida y los sentimientos más depurados.»El País
La novela más conocida de una de las grandes voces del siglo XX «Una de las novelas más geniales del siglo XX.»The Times Antoinette Cosway busca crear un mundo propio, a medias entre los modales distinguidos de su familia británica y las misteriosas vidas de los isleños jamaicanos. Un joven inglés se casa con ella, pero después del matrimonio empiezan a circular inquietantes rumores sobre el comportamiento de su esposa. A principios de 1940, Jean Rhys leyó por primera vez Jane Eyre, de Charlotte Brontë, y decidió rendirle su peculiar tributo imaginando ella también la historia de una mujer tentada por la locura. Fue así como nacieron las primeras páginas de El ancho mar de los Sargazos, la novela que por fin, ya en el año 1966, concedió a Rhys el aplauso unánime de la crítica y del público.
Un recorrido por la atormentada vida sentimental de la autora a través de las cuatro novelas que la dieron a conocer al público. Bien mirado, la vida de Jean Rhys fue un catálogo del desamor y ese dolor, esa espera angustiosa del amado y la desolación que sigue al abandono son el tema principal de las cuatro novelas cortas que componen este volumen. Las protagonistas de cada una de ellas -Anna en Viaje a la oscuridad, Mayra en Cuarteto, Julia en Después de dejar al señor Mackenzie y Sophia en Buenos días medianoche- tienen nombre distinto, el lugar donde se sitúa la acción unas veces es Londres, otras París, los bares donde todo el mundo toma la última copa cambian de propietarios, los apellidos de los amantes varían, pero la sensación de vacío, de trágica banalidad persiste, y eso sitúa a Jean Rhys en la literatura absolutamente contemporánea. Es por eso que autoras de la talla de L.A. Kennedy, Jeanette Winterson y Rachel Cusk la reivindican como una compañera de sentir y escritura. Llegar al fondo oscuro de una mujer, y hacerlo con muy pocas palabras... Ese fue el logro de Rhys, y en este volumen se reúnen las cuatro piezas colocándolas de manera que resigan la trayectoria vital de la autora, desde su llegada a Inglaterra procedente de Dominica, hasta París y de vuelta a Londres: un ir y venir memorable de una de las grandes escritoras del siglo XX. Reseña:«El mundo de Jean Rhys es al mismo tiempo raro y desesperadamente familiar. Cualquiera que se haya sentido solo, dudoso, inseguro encontrará en estas páginas algo de sí mismo; algo de ese insidioso y banal horror de una vida sencillamente infeliz.»L.A. Kennedy