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Las Confesiones, escritas entre el 396 y el 400, son la obra más conocida e influyente de Agustín de Hipona. Pero más allá de los pasajes que la han hecho memorable, como el análisis del tiempo, su recorrido por la memoria o la narración de las peripecias y extravíos intelectuales en pos de la Verdad que culminan en la memorable revelación del jardín de Milán, esta obra ofrece un autoanálisis único en la Antigüedad y una peculiar reflexión sobre la naturaleza del ser humano y de su relación con Dios y con el resto de la creación. Aunque parece destinada a un público concreto (los maniqueos a los que Agustín se unió en su juventud y a los que ahora intenta atraer a la fe cristiana e iniciar en una lectura alegórica de la Biblia) la forma en que se articula el diálogo interior y el lirismo sálmico de su palabra hacen que cualquier lector pueda acceder al corazón de Agustín y, llevado de la mano de éste, también al suyo propio.
San Agustín es una de las figuras más notables de la primitiva Iglesia cristiana. Nacido en el norte de África en el año 354 dC, llegó a ser obispo de Hipona y escritor de inmensa influencia. Sus Confesiones son una obra maestra que sigue vigente hoy en día por su sincera humanidad y por su profunda espiritualidad. Para esta obra se han seleccionado aquellos textos que mejor recogen la sabiduría de San Agustín y la poesía de su anhelo por Dios, al tiempo que narran la historia de su disoluta juventud, su ascenso en la corte de Milán y su conversión al cristianismo a la edad de treinta y dos años. Las descripciones de su pugna contra las tentaciones y de su amor por Dios aparecen aquí tan vívidas como si hubieran sido escritas ayer. En estos textos se entrelazan conmovedores relatos y coloridas anécdotas, junto con pasajes de una apasionada alabanza a Dios. Además, en el proceso de confesar sus muy humanos errores, San Agustín aporta consejos para llevar una vida auténticamente espiritual. Su visión de que la felicidad no puede hallarse en los transitorios placeres mundanos sino en la búsqueda de la verdad más allá del mundo material, es hoy más relevante que nunca. En esta moderna primera edición ilustrada de las Confesiones, las palabras de San Agustín se ven realzadas por bellas iluminaciones y miniaturas medievales y renacentistas, extraídas de manuscritos originales de la colección de la Biblioteca Británica.
Esta obra recoge Las Confesiones de san Agustín, consideradas por lectores y estudiosos como uno de los clásicos más importantes de la espiritualidad occidental desde su publicación hasta nuestros días. En ellas han visto un exponente autorizado, fidedigno, del modo como los cristianos de cultura principalmente mediterránea y, luego, centroeuropea han entendido y llevado a la práctica la repercusión de su credo en la vida. Las Confesiones, en concreto tres, constituyen un diálogo con Dios, cu ya misericordia, providencia y esplendidez reconoce, confiesa y alaba Agustín. Son también un testimonio simultáneamente personal, apostólico y doctrinal dirigido a los fieles de la Iglesia católica.
Aurelio Agustín, que éste era el verdadero nombre de San Agustín, nació en Tagaste, en la Numidia, cerca de Cartago, el año 354. Su obra filosófica y teológica compila y transforma una serie de doctrinas griegas o helénicas, que influyeron profundamente en su intelecto, sobre todo en la última etapa de su crisis, hasta la conversión. En Confesiones, narración autobiográfica dividida en trece libros, el autor nos cuenta su vida hasta el año 387, después de su conversión y de la muerte de su madre, llevándonos por las múltiples etapas de su formación intelectual, hasta llegar a descubrir la verdad cristiana. Este libro nos brinda con claridad el verdadero sentido de la evolución del pensamiento de San Agustín.