Agricultura sostenible



MEJORA DE LA DEHESA
Breve obra técnica sobre las dehesas, que constituye un manual práctico para ayudar a sus gestores en conseguir una dehesa sostenible tanto en lo socio-económico como en lo ambiental.

MEMORIA DEL AGUA. DE LOS RIEGOS TRADICIONALES A LA SOCIEDAD AGRARIA DE TRANSFORM (FERNÁNDEZ BOLEA, ENRIQUE)
Yo no sé si era intención de Enrique Fernández Bolea solicitar un prólogo para su libro o si, cual Cervantes para su Don Quijote, su verdadero propósito era dárnoslo a los lectores «mondo y desnudo» y escribir él mismo las páginas preliminares. Poco, por no decir nada, me importa su idea en este sentido, porque lo que sí sé es que, enterado yo de que estaba próxima su entrega a la imprenta, impelido por un deseo irreprimible y sirviéndome de la confianza que me une al autor amigo, le pedí ?en realidad tendría que decir exigí? que el libro tenía que aparecer con un prólogo mío. ¿Error? Muchos pensarán que sí, incluso yo mismo llegué a creer al principio que lo había cometido. Ahora estoy seguro ?y orgulloso? de haber acertado. Quien me conoce sabe cuál es el concepto que tengo del autor, y si bien al principio llegué a sentir cierto remordimiento al creer que mi osadía podía haberlo puesto en un «compromiso» inconfesable para él, después de haber leído su trabajo me queda la tranquilidad que me otorga el convencimiento de no haber actuado contra sus deseos, y, sobre todo, la satisfacción de ver mi nombre escrito en el prólogo del que para mí es un gran trabajo de investigación y de un excelente libro. Ahora, escritas estas palabras, espero no defraudar al autor, a los lectores y a las circunstancias. Hasta no hace mucho, las generaciones de cuevanos y cuevanas entre las que me ha tocado la suerte de vivir, convivir y coincidir, hemos creído que nuestro pueblo ha estado siempre estrechamente ligado a la minería sin apenas pensar en otras actividades laborales y productivas. Y lo cierto es que el nombre de Cuevas del Almanzora no sería ahora lo que es si no se hubiera producido aquella explosión de riqueza y prosperidad que se derivó del descubrimiento en 1838 de ricos yacimientos argentíferos en el barranco más famoso de la minúscula Sierra Almagrera. Pero este municipio, del mismo modo que siguió su desarrollo con diferentes altibajos después de finiquitada la lucrativa actividad minera, había venido viviendo ?a veces por los derroteros de la subsistencia, todo hay que decirlo? y creciendo antes del «boom» de la minería. Y, como prácticamente la totalidad de municipios de su entorno comarcal, ese crecimiento, ese desarrollo, se produjo siempre a expensas de la madre naturaleza, casi imprevisible e incontrolable para y por el ser humano. Esta realidad, de todos conocida, a veces es depositada en la estación del olvido hasta que algo o alguien viene a rescatarla. Y eso es lo que hace Fernández Bolea con su detallado estudio, al que, siendo escrupulosamente riguroso y científico, ha dotado de una de sus principales virtudes como autor: la amenidad, el detalle y una prosa fluida y elegante al alcance de todo tipo de lectores y de pocos escritores. No es nuevo el tema del agua en las investigaciones del autor, conocemos otros libros y artículos suyos sobre el mismo. Sabedor de la importancia de este recurso natural de vital importancia, considerado por algunos ?desde Tales de Mileto? como el principio de todo lo que existe, Enrique Fernández Bolea le dedica con este libro su personal homenaje porque en pocas comarcas como en esta de Los Guiraos, y en general en todo el municipio de Cuevas del Almanzora y los demás del Levante almeriense, el agua ha sido y es la madre vivificadora de personas, animales y haciendas. Para mí todo es acertado en el planteamiento y la metodología de la que parte el libro. Me limitaré a comentar solo dos aspectos para fundamentar el anterior aserto. Por una parte, el libro no se detiene sólo en la exposición de lo que históricamente ha supuesto la búsqueda, explotación y administración del agua en la comarca objeto de estudio: Los Guiraos y otras pedanías cuevanas colindantes. El conocido prurito de Fernández Bolea por la corrección, claridad en la exposición y exactitud en la ambientación y ubicación espacio-temporal, le hace arrancar ?mediante la intercalación de biografías, datos y anécdotas? desde la época de luchas de reconquista medievales y posteriores rebeliones de cristianos y moriscos, envolviéndolo todo de forma magistral en una romántica atmósfera literaria de escaramuzas y sangrientos enfrentamientos militares, y de correrías y asaltos de pillaje y bandolerismo, como los del famoso monfí Farax Aben Farax. Por otra parte ?y desde mi punto de vista? uno de los aspectos más destacables es la variedad y calidad de las numerosas ilustraciones, que confieren al libro, más allá de la atracción estética visual, un auténtico tesoro etnográfico: a la mencionada intercalación de hechos más o menos históricos o legendarios, se suman las fotografías antiguas y actuales, los mapas, documentos, planos, etc? que nos muestran a los campesinos de la época en sus labores cotidianas, y más recientemente, nos dan testimonio de actos, celebraciones, personas y episodios imbricados en el devenir de las actuaciones relacionadas con los trabajos sobre la búsqueda, distribución y uso del agua. Aunque cada vez van siendo más conocidos los nombres de los estudiosos e investigadores que dedican un volumen importante de su producción a la recuperación y estudio de los valores históricos y culturales de los pueblos y localidades del Levante almeriense, lo cierto es que no son tan numerosos ?y a veces no tan serios y rigurosos? como a muchos nos gustaría. Por ello es doblemente meritoria la labor que llevan a cabo y por ello no debemos dejar pasar las escasas ocasiones que nos brindan la oportunidad de expresarles nuestro reconocimiento. Esta fue una de la principales motivaciones que me empujaron a pedir al autor su autorización para escribir el prólogo, porque, aun sin conocer el contenido del libro, conozco sus muchos años y trabajos para sacar a la luz nuestro pasado y contribuir con ello a conocernos y construir mejor nuestro futuro. Y ahora, en la tesitura de expresar tal reconocimiento, no soy capaz de encontrar los términos para verbalizar un pensamiento que desborda mi capacidad expresiva. Personalmente considero que son muy pocos los nombres que destacan por su buen hacer en este terreno y no encuentro otras palabras para dejar constancia de mi reconocimiento a Enrique Fernández Bolea que no sean las que manifiestan que para mí él es quien ocupa el primer lugar de esa corta nómina. Además de este libro, sus numerosos trabajos sobre otros aspectos de interés para la historia cuevana como la biografía, la minería, el arte, la fotografía, el turismo, etc? me hacen sentirme obligado a hacer tal afirmación. Creo, querido lector, que estás ante un trabajo riguroso, serio y completo, un trabajo que no defraudará tus expectativas, un trabajo que, partiendo de la época de «aquellos secanos inabarcables en los que la escasa y dispersa población apenas sobrevivía», hace un detenido, rico y completo recorrido para hablarnos de la abnegada lucha por la búsqueda del más precioso tesoro para los habitantes de estas tierras semidesérticas, de las vicisitudes, pleitos, riñas y demás circunstancias que han acompañado ancestralmente esa búsqueda de unas aguas a veces escurridizas, a veces invisibles, y a veces trágicas, y que ahora, con el paso de los años, de los siglos, y de tantas vidas, discurren de forma más tranquila, menos dramática y más racional para las nuevas vidas de hoy, y por las que, además y de forma inimaginable para los de hace no muchos años, deambula jubilosa la nave de la esperanza en un futuro más diversificado que al menos hoy infunde optimismo gracias a un ilusionante proyecto de utilización de sus propiedades benéfico-medicinales en ese moderno complejo turístico-recreativo que, a expensas de la tan esperada y necesaria aprobación del controvertido Plan General de Ordenación Urbana de Cuevas del Almanzora, las cuevanas y los cuevanos esperamos que no tarde demasiado en hacerse realidad. Pedro Perales Doctor en Filología Románica