Este ensayo parte de una pregunta esencial: ¿Cómo interpreta y dota de sentido a la ciudad el observador desde sus imaginarios? La respuesta es una tarea extensa y complicada. Este libro permite sugerir o facilitar las pistas necesarias para armar esas respuestas, busca acercarse a ellas de manera tangencial, porque la ciudad es un sistema sumamente complejo y en constante mutación. La reflexión general está dirigida por una hermenéutica analógica-icónica, ya que a través de ella, es posible mediar entre una interpretación unívoca y equívoca de los símbolos del espacio urbano. El texto se divide en cuatro apartados generales: el primero expone a la ciudad como un símbolo y las maneras en que se vincula con los imaginarios del transeúnte; la segunda presenta a la ciudad como un texto interpretado por los usos de sus habitantes en una hermenéutica inconsciente de lo cotidiano; en el tercer apartado se dilucida sobre las estrategias perversas que se construyen para sobrevivir en la ciudad; por último se discurre sobre estas mismas estrategias y su excusión a distintos grupos como el de los ancianos. Este texto procura una reflexión analógica sobre nuestro vivir la ciudad