«—Ya ves, Pepe —le dije, procurando que el tono de mi voz atenuase la gravedad de lo que decía—; ya lo ves, no tengo cabeza». En 1892 aparecía un breve relato firmado por Benito Pérez Galdós entre las páginas de El Imparcial, «¿Dónde está mi cabeza?». Para sorpresa de los lectores, Galdós dejaba inconcluso el relato, emplazándoles al número de navidad del año siguiente. El problema es que el escritor olvidó darle un cierre a la historia y, llegada la fecha, nadie pudo descubrir el misterio tras la desapareción de la testa. Galdós firmaba así un relato sencillo y disparatado sobre el despiste. Ilustrado por Lorenzo Montatore para la presente edición de El Verano del Cohete, «¿Dónde está mi cabeza?», de Benito Pérez Galdós, sigue siendo una pequeña perla humorística en la escasa producción fantástica del cronista canario.