La primera sabiduría humana en torno a la medicina fue a través de las plantas. Distinguiendo las venenosas de las beneficiosas, el ser humano formó un corpus con un poder curativo natural que no ha sido abandonado con el tiempo. Al contrario, las plantas, como medicina preventiva, son muy recomendables, por carecer casi siempre de los nocivos efectos secundarios que suelen acompañar a la farmacología química.