Las hermosísimas fotografías de plantas de Karl Blossfeldt (1865-1932), pionero alemán de la fotografía, rebosan belleza y originalidad, al punto de transcender el medio mismo. A lo largo de más de 30 años de trabajo, Blossfeldt realizó miles de placas, en las que revela un talento y un rigor formal enormes; su precisión y dedicación tienden puentes entre dos mundos, los de la creación gráfica en los siglos XIX y XX, y aportan un enfoque claramente escultórico a una disciplina artística férreamente bidimensional.Blossfeldt empleaba fondos lisos de cartulina para ofrecer un hermoso y marcado contraste con el motivo de sus imágenes, y recurría a la luz del norte para crear sensación de profundidad; sus fotografías no revelan nada de quien las tomó, pero todo de sí mismas. Hablamos de naturalezas muertas, agudas y definitivas expresiones del arte del bodegón, que han llegado hasta nosotros gracias a su estética y a la continuada admiración que despiertan entre estudiantes y fotógrafos. Todas ellas comparten con su creador una eficacia serena y muy duradera.